La DHEA, o dehidroepiandrosterona, suele llamarse hormona “maestra” debido a que juega un papel principal en la producción de otras hormonas como testosterona, estrógeno, progesterona y otras 15 más cruciales para la buena salud. Cuando envejecemos, nuestros cuerpos producen menos DHEA y los investigadores creen que esto reduce la capacidad del cuerpo para protegerse contra las hormonas del estrés.
Esta acción protectora nos ayuda a prevenirnos contra la enfermedad y sus síntomas: pérdida de masa muscular, fatiga, descenso del impulso sexual, aumento de grasa, y diversas enfermedades graves. La administración oral de DHEA se tolera bien y la asimila rápidamente el cuerpo.
Para quienes practican la musculación y busca mejorar sus resultados, la DHEA bien utilizada puede ser muy interesante. En primer lugar, por el hecho de que la DHEA es una pre-hormona de la testosterona, una de los principales hormonas anabólicas de nuestro cuerpo. Además, posee un gran efecto sobre la utilización de la insulina, facilitando una mayor síntesis proteica y empleando las grasas como fuente de energía.